domingo, 13 de mayo de 2012

INFORMANTES PREVALENTES POR SIGLOS

Los barberos terminan sabiendo todo cuanto ocurre en la ciudad en la que trabajan. Se pasan el día conversando con personas de toda clase y condición. A juzgar por lo que consigna en su diario, Ahmed al-Budayri al-Hallaq -"El barbero"- era un gran conversador y desde luego contaba con buena información para conocer a fondo la política y la sociedad de Damasco de mediados del siglo XVIII. Las cuestiones que aborda en su diario son temas familiares para todo aquel que conozca las charlas propias de las barberías de cualquier parte del mundo: asuntos vinculados con la política local, con el elevado coste de vida, con el tiempo y con quejas de orden general sobre todas las cosas que han dejado de ser como en los buenos viejos tiempos.
Si dejamos a un lado lo que nos ha transmitido a través de los escritos de su diario, es muy poco lo que sabemos de la vida de al-Budayri, el barbero de Damasco. Era un hombre demasiado modesto como para figurar en las enciclopedias biográficas de la época, algo asi como el "quien es quien" de los tiempos otomanos. Eso mismo hace que su diario resulte todavía mas notable. No resultaba habitual que las personas dedicadas a una actividad comercial supieran leer y escribir, y menos aún que tuvieran la ocurrencia de dejarnos constancia escrita de lo que pensaban, Ahmed al-Budayri apenas nos cuenta nada sobre su persona, y prefiere manifiestamente referir hechos ajenos. No conocemos su fecha de nacimiento ni el año en que falleció, pero está claro en su diario, que, abarca un período comprendido entre los años 1741 y 1762, es obra de un hombre de edad madura. Al-Budayri era un devoto musulmán, perteneciente a una orden mística sufi. Estaba casado y tenía varios hijos, pero tampoco cuenta gran cosa acerca de su vida familiar. Se muestra orgulloso de su profesión, habla con admiración del maestro que le había iniciado en esa actividad comercial y traza una semblanza de los más destacados hombres a los que recuerda haber afeitado la cabeza.
Este barbero de Damasco era un leal súbdito otomano. En el año 1754 anota en su diario la conmoción que causó entre las gentes la noticia de la muerte del sultán Mahmud I (que había reinado entre 1730 y 1754). Registra asimismo las celebraciones públicas con las que dio en señalarse el ascenso al trono del sultán sucesor, Osmán III (cuyo gobierno se extendería de 1754 a 1757), ocasion en la que Damasco "quedó mas bellamente engalanada de lo que nadie alcanzaba a recordar". al-Budayri concluirá el episodio con esta imploración; "Quiera Alá preservar la integridad del Estado otomano hasta el fin de los tiempos. Amén"
El barbero tenía buenas razones para rezar por la preservación del Estado otomano.

Loa Arabes   Eugene Rogan Ed. Critica