sábado, 27 de agosto de 2011

LOS NUEVE MIL MILLONES DE NOMBRES DE DIOS


                         LOS NUEVE MIL MILLONES DE NOMBRES DE DIOS

                                                         I

El doctor Wagner se contuvo haciendo un esfuerzo. La cosa tenia mérito. Después dijo:
-Su pedido es un poco desconcertante. Que yo sepa, es la primera vez que un monasterio tibetano encarga una maquina de calcular electrónica. No quisiera parecer curioso, pero estaba lejos de pensar que un establecimiento de esta naturaleza tuviese la necesidad de aquella maquina. ¿Puedo preguntarle que piensa hacer con ella?-
El lama se ajusto los faldones de su túnica de seda y dejo sobre la mesa la regla de cálculo con la que terminaba de hacer la conversión de libras a dólares.
-Con mucho gusto. Su computadora electrónica tipo cinco puede hacer, si su catálogo no miente, todas las operaciones matemáticas hasta diez decimales. Si embargo, me interesan letras y no números. Tendría que pedirles que modificasen el circuito de salida, de modo que imprimiese letras en vez de columnas de cifras-
- No termino de comprender…
- Desde la fundación de nuestro monasterio, hace más de tres siglos, nos hemos venido consagrando a cierta labor. Es un trabajo que acaso parezca extraño, y por ello le pido que me escuche con espíritu abierto
-De acuerdo
-Es sencillo. Estamos redactando la lista de todos los nombres posibles de Dios
-¿Cómo?
El lama prosiguió imperturbable
-Tenemos excelentes razones para creer que todos estos nombres requieren, como máximo, nueve letras de nuestro alfabeto
-¿Y han estado haciendo esto durante tres siglos?
-Si. Y hemos calculado que necesitaríamos quince mil años para completar nuestra tarea.
El doctor lanzó un silbido ahogado, como si estuviera un poco aturdido.
-O.K.  Ahora comprendo porque quiere usted alquilar una de nuestras maquinas. Pero, ¿Cuál es el objeto de la operación?
El lama vacilo una fracción de segundo, y Wagner temió haber molestado a aquel singular cliente que acababa de hacer el viaje de Lhassa a Nueva York con una regla de calcular y el catalogo de la “Compañía de Computadoras Electrónicas” en el bolsillo de su túnica de color azafrán.
-Puede llamarlo ritual si así lo quiere-respondió el lama- pero tiene una gran importancia en nuestra fe. Los nombres del Ser Supremo, Dios, Júpiter, Jehová, Alá y otros, no son mas que rótulos escritos por los hombres. Consideraciones filosóficas demasiado complejas para que se las exponga ahora nos han dado la certidumbre de que, entre todas las permutaciones y combinaciones posibles de letras, se encuentran los verdaderos nombres de Dios. Pues bien, nuestro objeto consiste en encontrarlos y escribirlos todos.
-Ya comprendo. Han empezado ustedes con A.A.A.A.A.A.A.A.A  y terminaran con Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z
-Con la diferencia de que utilizamos nuestro alfabeto. Desde luego, supongo que les será fácil modificar la maquina electrónica adaptándola a nuestro alfabeto. Pero hay otro problema mas interesante, la disposición de circuitos especiales que eliminen las combinaciones inútiles. Por ejemplo ninguna de las letras debe aparecer mas de tres veces sucesivamente.
¿Tres? Querrá decir dos.
No. Tres. Pero la explicación detallada requeriría demasiado tiempo, aunque comprendiera usted nuestra lengua.
Wagner dijo, precipitadamente:
-Claro, claro. Prosiga.
-Le será fácil adaptar su computadora automática para lograr ese punto. Convenientemente dispuesta, una maquina de ese tipo puede permutar  las letras unas tras otras e imprimir el resultado. De esta manera-concluyó el lama tranquilamente- lograremos en cien días lo que nos habría costado quince mil años mas.
El doctor Wagner creyó perder el sentido de la realidad. Las luces y los ruidos de Nueva York parecían esfumarse al llegar a las ventanas del building. Allá, a lo lejos, en su remoto asilo montañoso, los monjes tibetanos componían desde hace trescientos años, generación tras generación, su lista de nombres desprovistos de sentido…..
¿Acaso la locura de los hombres no tenia un límite? Pero el doctor Wagner no debía manifestar sus pensamientos. El cliente tiene siempre razón….
Respondió:
-No cabe duda de que podemos modificar la computadora tipo cinco de manera que imprima las listas como usted desea. Me preocupa mas la instalación y el manejo. Además no será fácil transportarla al Tibet.
-Esto puede arreglarse. Las piezas sueltas son lo bastante pequeñas para que puedan transportarse en avión. Por eso hemos elegido la maquina de ustedes. Envíen las pieza a la India, y nosotros nos encargaremos de lo demás.
-¿Desean los servicios de dos de nuestros ingenieros?
-Si, para montar la maquina y vigilarla los cien días.
-Enviaré una nota a la dirección de personal-dijo Wagner, escribiendo en un block- Pero aun hay dos cuestiones mas para resolver….
Antes de que pudiese terminar la frase, el lama había sacado del bolsillo una hojita de papel.
-Aquí tiene el estado, certificado, de mi cuenta en el Banco Asiático.
-Muchas gracias. Perfectamente…..Pero, si me permite, hay otra cuestión, tan elemental que casi no me atrevo a mencionarla. A menudo ocurre que se olvidan las cosas evidentes…. ¿Disponen de energía eléctrica?
-Tenemos un generador Diesel eléctrico de cincuenta kilovatios y ciento diez voltios. Fue instalado hace cinco años y funciona bien. Nos facilita la vida en el monasterio: Lo compramos principalmente para hacer girar los molinos de oración.
- Ah, ya. Naturalmente. Hubiese debido pensarlo….

                                                 

                                                           II

 La vista, desde el parapeto, producía vértigo. Pero uno se acostumbra a todo.
Tres meses habían transcurrido, y a Georges Handley no le impresionaban los seiscientos metros de caída vertical que separaban el monasterio de los campos cuadriculados del llano. Apoyado en las piedras redondeadas por el viento, el ingeniero contemplaba con ojos cansinos las montañas lejanas cuyos nombres ignoraba. “La operación nombre de Dios”, según la había bautizado un humorista de la Compañía, era sin duda el trabajo mas desconcertante en que jamás había participado.
Semana tras semana, la maquina tipo cinco modificada había llenado miles y miles de hojas con sus inscripciones mas absurdas. Paciente e inexorable, la maquina calculadora había agrupado las letras del alfabeto tibetano en todas las combinaciones posibles, agotando una serie tras otra. Los monjes recortaban ciertas palabras al salir de la maquina electrónica y las pegaban devotamente en unos enormes registros. Dentro de una semana, su trabajo habría terminado.
Hanley ignoraba que cálculos oscuros los habían llevado a la conclusión de que no hacia falta estudiar conjuntos de diez, de veinte, de cien o de mil letras, y no había ningún empeño en saberlo. En sus pesadillas, soñaba algunas veces que el gran lama decidía bruscamente complicar un poco mas la operación y que había que proseguir el trabajo hasta el año 2060. El hombre parecía muy capaz de una cosa así.
Crujió la pesada puerta de madera. Chuk se reunió con el en la terraza. Chuk estaba fumando un cigarro como de costumbre. Se había hecho popular entre los lamas repartiéndoles habanos. “Aquellos individuos podían estar completamente desquiciados- pensó Hanley- pero no tenían nada de puritanos” Las frecuentes excursiones al pueblo no habían carecido de interés.
-Escucha Georges-dijo Chuk- estoy preocupado.
-¿Se ha estropeado la maquina?
-No.
Chuk se sentó en el parapeto: Fue algo sorprendente, pues de ordinario, temía el vértigo.
-Acabo de descubrir el objeto de la operación.
-¡Pero si ya lo sabíamos!
-Sabíamos lo que querían hacer los monjes, pero ignorábamos el porque.
-Bah! Están chalados….
-Escucha, Georges, el anciano acaba de explicármelo. Piensan que cuando se hayan escrito todos estos nombres (que, según ellos, son unos nueve mil millones), se habrá alcanzado el divino designio. La raza humana habrá cumplido la misión para la que fue creada.
-Y después ¿qué? ¿Esperan, acaso, que nos suicidemos?
- Sería inútil. Cuando la lista este terminada, intervendrá Dios, y todo habrá terminado
-¿Se acabará el mundo?
Chuk lanzo una risita nerviosa
-Esto es lo mismo que le he dicho al anciano. Entonces él me ha mirado de un modo extraño, como el maestro al discípulo particularmente lerdo, y me ha dicho: “! Oh, no será una cosa tan insignificante!”
Georges reflexionó un momento
-Es un tipo que, por lo visto, tiene grandes ideas -dijo-, pero no veo que cambie nada la situación. Ya habíamos convenido en que están locos.
-Si. ¿Pero te das cuenta de lo que puede ocurrir? Si, terminadas las listas, no suenan las trompetas del ángel Gabriel, en su versión tibetana, pueden pensar que es por culpa nuestra. A fin de cuentas utilizan nuestra maquina. No me gusta esto….
-Comprendo…-dijo Georges, muy despacio-, pero ya he visto otros casos parecidos. Cuando yo era chico, hubo en Luisiana un predicador que anunció el fin del mundo para el domingo siguiente. Centenares de personas lo creyeron. Incluso algunas vendieron sus casas. Pero nadie se encolerizó cuando pasó el domingo. La mayoría pensó que había sido solo un pequeño error de cálculo, y muchos de ellos siguieron creyendo igual.
-Para el caso de que no lo hayas notado, debo advertirte que no estamos en Luisiana. Estamos solos, los dos, entre centenares de monjes. Son muy simpáticos, pero preferiría hallarme lejos cuando el viejo lama se de cuenta del fracaso de la operación.
-Hay una solución: un pequeño sabotaje inofensivo. El avión llega dentro de una semana, y la maquina terminará su trabajo en cuatro días, a razón de veinticuatro horas por día.
Solo tenemos que hacer una reparación que dure tres o cuatro días. Si calculamos bien el tiempo, podemos hallarnos en el aeropuerto cuando salga de la maquina la ultima palabra.


                                                     III

 Siete días mas tarde, cuando sus caballitos montañeros descendían la carretera en espiral, Hanley dijo:
-Siento un poco de remordimiento. No huyo porque tenga miedo, sino porque me dan pena. No quisiera ver la cara que pondrá esta buena gente cuando se detenga la maquina.
-Si no me equivoco-dijo Chuk- han adivinado perfectamente que huíamos, y les ha tenido sin cuidado. Ahora saben que la maquina es absolutamente automática y que huelga toda vigilancia. Y también creen que no habrá un después.
Georges se volvió en la silla y se quedó dormido. La mole del monasterio recortaba su parda silueta sobre el sol poniente. Unas lucecitas brillaban de vez en cuando bajo la masa sombría de las murallas, como los tragaluces de un navío en ruta. Eran las lámparas eléctricas suspendidas en el circuito de la computadora tipo cinco.
“¿Qué sucedería con la computadora electrónica”- se pregunto Georges-. ¿La destruirían los monjes, a impulsos del furor y el desengaño? ¿O volverían a comenzar de nuevo?”
Como si todavía estuviese allí, veía todo lo que pasaba en aquel momento en la montaña, detrás de las murallas. El gran lama y sus auxiliares examinaban las hojas, mientras los novicios recortaban nombres extravagantes y los pegaban en el enorme cuaderno. Y todo esto se realizaba en medio de un religioso silencio. No se oía mas que el tableteo de la maquina, golpeando el papel como una lluvia mansa. La propia maquina, que combinaba millares de letras por segundo, era absolutamente silenciosa….
La voz de Chuk interrumpió sus sueños.
-¡Míralo! ¡He ahí una visión agradable!
Semejante a una minúscula cruz de plata, el viejo avión de transporte DC3 acababa de posarse allá abajo, en el pequeño aeródromo improvisado. Esta visión daba ganas de beber un buen trago de whisky helado. Chuk empezó a cantar, pero se interrumpió de pronto. Las montañas parecían restarle ánimos.
Georges consulto su reloj.
-Estaremos en el llano dentro de una hora-dijo-. Y añadió-: ¿Crees que habrá terminado el cálculo?
Chuk no respondió, y Georges levanto la cabeza. Vio que el rostro de Chuk estaba muy pálido, vuelto hacia el cielo.
-Mira!- murmuró Chuk
Georges, a su vez, levantó los ojos.
Por última vez, encima de ellos, en la paz de las alturas, las estrellas se apagaban una a una…..
                                                 Sir Arthur Charles Clarke




jueves, 25 de agosto de 2011

LA PERSEVERANCIA

Una anciana se encontraba frente a su choza desgastando una gruesa barra de hierro. Un hombre que acertaba a pasar por allí le preguntó intrigado:  -¿Qué haces, noble anciana? Con un tono grave y serio, le respondió: -Estoy frotando esta barra de hierro, necesito una aguja para coser mi ropa.
El hombre, muy sorprendido, le dijo
-¡Necesitarás años para obtener una aguja de aquella barra de hierro!  A lo cual la anciana respondió: - Todos los días froto esta barra de hierro contra la piedra y su espesor disminuye un poco cada día, y finalmente terminará siendo una aguja. La mayoría de los hombres no puede comprender mi empeño.
                                                          Cuentos samurais    Guido Tavani

miércoles, 24 de agosto de 2011

AIRE HIPOCRATICO

"...la inteligencia, la moral y la locura dependen del cerebro. Es el origen de los placeres, las alegrias, las risas y los juegos; por otra parte, de las tristezas, las penas, los descontentos, las quejas. Y es por el sobre todo que pensamos y conocemos, vemos, escuchamos, conocemos lo desagradable y lo bello, el bien y el mal, sea que distingamos esas cosas por las convenciones del uso, sea que las reconozcamos por lo util que ellas nos procuran..."
 Tratado de la enfermedad sagrada
Hipocrates 

domingo, 21 de agosto de 2011

CONOCIMIENTO

"....al hombre se le conoce por la copa, por el bolsillo y por su ira..."
                                                               El Talmud

domingo, 14 de agosto de 2011

ESPIRITU DE HAGAKURE

Hoy en flor
mañana arrasadas por el viento.
Las flores de mi país;
¿podrá su perfume durar eternamente?
                              Almirante Onishi  -1944-
     ..desesperado por el avance incontenible de los norteamericanos 

UNA CONVERSACION EN LAS SOMBRAS DE LA NOCHE

"El clima de una Era es inalterable. Lo que llamamos "Espíritu de la Epoca" es algo a lo que no se puede volver. El hecho de que este espíritu se disuelva gradualmente, prueba que hemos entrado en el último estadio de la Ley. De todas maneras no podemos estar siempre en primavera o verano, ni vivir bajo la luz del día eternamente..."
                                     Hagakure II.9.

domingo, 7 de agosto de 2011

LOS SIGNOS FACIALES Do not lie to me

"...El luce como alguien confiable e inteligente. Debe tener alrededor de cincuenta años y apuesto a que su familia vino de Noruega. Se puede decir que ha tenido alegrías en su vida aunque en este instante se lo ve un poco triste. Es un tipo guapo y parece sentirse atraído por aquella mujer..."
A menudo juicios como éste son hechos basándose en la apariencia del rostro. Muchos pueden ser acertados, otros, en cambio, estar basados en estereotipos sin fundamento real.
Las fuentes de información, es decir los vehiculizadores de las apariencias faciales, pueden ser clasificados en cuatro grupos: estáticos,lentos, rápidos y artificiales. Los signos estáticos que aparecen en la tabla no son completamente inmutables, pero cambian mucho menos que los lentos. Los signos lentos van cambiando con la edad y van pronunciándose en la edad madura y la vejez.
El tercer grupo de signos faciales son los cambios rápidos, que ocurren en cuestión de segundos.
El cuarto grupo son los artificiales, en el sentido de que interfieren con los dos primeros.
TABLA:
Signos estáticos
a) Estructura ósea
b) Facciones: tamaño, forma y ubicación de los ojos, nariz y boca
c) Pigmentación cutánea
Signos lentos
a) Ojeras, depresiones y curvas
b) Arrugas permanentes
c) Textura
d) Vello facial y cabello: cambian en cantidad, distribución y pigmentación.
e) Adiposidades
f) Dientes
g) Pigmentación cutánea
Signos rápidos
a) Movimientos: contracciones musculares que mueven la piel y cambian las facciones
b) Tono: nivel y patrón de la actividad eléctrica en el rostro inmóvil
c) Coloración: ruborización y empalidecimiento
d) Temperatura
e) Sudoración
f) Dirección de la mirada
g) Tamaño de la pupila
h) Posición de la cabeza
Signos artificiales
a) Anteojos
b) Vello facial: depilado permenente o diariamente
c) Cabello: uso de postizos, trasplante o corte
d) Cosméticos: para cambiar color de la piel, cubrir arrugas, marcar cejas y otros.
e) Cirugía estética: estiramiento de la piel, extirpación de arrugas y ojeras
Una persona se distingue de otra por su rostro. Esta es, probablemente, la primer manera en que diferenciamos y recordamos a cada miembro de nuestra especie como único. Por cierto, la gente difiere en su habilidad para recordar rostros y saber si han visto antes, o no, uno en especial. La memoria para los rostros es el resultado de la interrrelación entre el sexo y la raza del observador y el sexo y la raza del observado. Si difieren se favorece el recuerdo. Aparte de la raza, un rostro considerado como único, o bello, será recordado más fácilmente. Y pareciera que las personas que tienen dominante al hemisferio cerebral derecho son mas hábiles para este tipo de recuerdo.


Paul Ekman "Sight, sound and sense" ed. T. Sebeck Bloomington, Ind., Indiana University Press 1978
La version televisiva y fantástica de Paul Ekman se personifica en Carl Lightman (Tim Roth) en Lie to Me

sábado, 6 de agosto de 2011

EL ZORRO

Al amanecer, un zorro miró su sombra, y se dijo:

-Hoy almorzaré un camello. -Y pasó toda la mañana buscando camellos.
Pero al mediodía volvió a mirar su sombra, y se dijo: -Bueno... me conformaré con un ratón.
KHALIL GIBRAN

miércoles, 3 de agosto de 2011

DUELO CONGELADO

donde estés
si es que estás
si estás llegando
será una pena que no exista Dios

pero habrá otros
claro que habrá otros
dignos de recibirte
comandante

Mario Benedetti   Octubre 1967

martes, 2 de agosto de 2011

EL TE

El Té es una obra de arte y requiere oficios de maestro para hacer resaltar sus características más nobles. Así como hay buenos y malos cuadros, con el té sucede otro tanto. No existe una fórmula específica para preparar el té perfecto, de la misma manera que no lo hay para crear un Ticiano o un  Sesson. Cada manera de preparar las hojas del té tiene un estilo privativo de quien lo hace, su correlación especial con el agua y con el calor, y tiene, además, su heredad de recuerdos, ya que nos cuenta su propia historia. Pero tiene que poseer la verdadera belleza. ¡Cuánto sufrimiento engendra la incapacidad de la sociedad para dar crédito a estas simples leyes básicas del arte y de la vida!
El poeta Li Chihlai, contemporáneo de Sung, ha dicho una vez con desconsuelo: "Hay tres cosas en este mundo que son muy lamentables: la corrupción de la juventud por la inconsistente educación, el ultrajar los mejores cuadros por un mirar mediocre con la boca abierta, y el desperdicio del buen té por manos neófitas"
El libro del Té Kakuzo Okakura

lunes, 1 de agosto de 2011

POBREZA

"Me quedaré con el hambre si para comer
tengo que generar miseria
Me quedaré con el frio si para abrigarme
tengo que robar tu abrigo
Me quedaré con la pobreza si para dejarla
tengo que bajar la cabeza..."
Madres Cuidadoras de Córdoba