sábado, 27 de junio de 2020

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesus Belgrano





Como ocurió con San Martín, la historia oficial encontró en el homenaje formal de los monumentos, las calles y avenidas, la forma de ignorar a este enorme argentino que no tiene su dia en el calendario oficial. El día de su muerte fue instituído como el dia de la bandera, símbolo no muy tenido en cuenta por los argentinos, mas allá de los festejos deportivos. Estamos a tiempo de corregir la cuestión. Podríamos, por ejemplo, modificar la fecha de celebración del dia de la industria-que hasta hoy recuerda "la primera exportación argentina al exterior el 2 de septiembe de 1587" y que, en realidad, se trató de un hecho de contrabando concretado por el obispo Francisco de Vittoria, por el 3 de Junio, dia del nacimiento del primer promotor de la industria nacional, Manuel Belgrano
Este joven miembro de una de las familias "mas acomodadas" de Buenos Aires bien pudo haber utilizado su título de abogado obtenido en España para tener un buen pasar en Europa o para continuar con los negocios familiares en Buenos Aires, pero decidió ponerse a disposición del cambio de las injustas condiciones de vida, de la modernización de la economía, del impulso de las nuevas ideas en la industria en su tierra, que por entonces estaba muy lejos de constituirse en una nación.
Lo hizo en medio de un régimen colonial que iba en exacto sentido inverso a sus intenciones. Pero ese enorme obstáculo, lejos de desanimarlo, pareció estimularlo a dejarnos cada año un plan de gobierno en sus Memorias del Consulado
Allí se ocupó de los temas que deberían ocupar a un verdadero estadista: la agricultura, la ganadería, la situación de los campesinos, las vías de comunicación, las razas ovinas y bovinas mas convenientes para nuestro campo, la introducción de nuevos cultivos, el fomento permanente de la industria y sobre todo de la educación, a la que entendía como necesariamente gratuita y obligatoria en igualdad de condiciones para niños y niñas, hombres y mujeres
Su lucha fue no solo la evidente de sus grandes victorias y derrotas militares, sino la cotidiana contra la incomprensión y la enemistad manifiesta que siempre le prodigaron los poderosos, "los partidarios de sí mismos", como él los definió, magníficamente

                                 del libro Manuel Belgrano 
                                                El hombre del bicentenario por Felipe Pigna