jueves, 1 de febrero de 2018

LE GRAND JEU

Escrito por el propio director de esta organización, la "Rote Kapelle" (La Orquesta Roja o La Capilla Roja, como también es conocida) fue una red de espionaje comunista formada durante la II Guerra Mundial integrada por ciudadanos alemanes en contra de los nazis.

Comenzó a formarse en 1939, cuando Leopold Trepper un agente del Servicio de Inteligencia Militar de la URSS, estableció una red de inteligencia en Europa Occidental. La formación de la red sucedió luego de las purgas stalinistas, donde cayera como cabecilla el legendario General Tucachevsky, en el marco de la política no-beligerante con la Alemania nazi (Pacto de No Agresión, Molotov-Ribbentrop).

Su misión era recoger información en Holanda, Francia, Suiza y Alemania. El círculo de espías tenía tres ramas importantes: la red francesa, belga y la holandesa; la red de Berlín; y el Círculo de "Lucy" que operaba en la segura y neutral Suiza. También hubo una red japonesa. Los miembros de la red eran conocidos por los alemanes como "pianistas", dado que transmitían sus mensajes usando el telégrafo operado manualmente. La red aportó información prioritariamente a los soviéticos, pero también la compartía con los aliados ingleses.

La importancia de la red de Berlín en la II Guerra Mundial fue primordial para desmantelar la estrategia alemana en la batalla de Stalingrado (la Orquesta Roja causó por lo menos la muerte de 250.000 soldados del Eje suministrando detalles estratégico-operativos del Frente del Este, y también intervino suministrando informaciones sobre fabricación de armas y los cohetes V1 y V2).

Por saber, sabía incluso la fecha exacta de la entrada de Alemania en guerra contra la URSS, información sobradamente contrastada que Stalin se negó a creer. Los alemanes descubrieron la red por casualidad, en Bélgica, a fines de 1941; la investigación les reveló que era la red de espionaje más amplia y profunda que poseían los Aliados.

La contrainteligencia alemana terminó descubriendo setenta y cuatro emisoras de la Orquesta Roja; más tarde se descubrió que eran más de quinientas. Las principales funcionaban en Lieja, Gante, Bruselas, Estambul, Atenas, Belgrado, Ginebra, Viena, Roma, París, Ámsterdam, Berlín, Neuchâtel, Madrid, Barcelona, Amberes, Estocolmo, Copenhague, Trondheim, Lyon, Marsella y Lille. Sólo en París había una treintena.

En esas actividades participó la red suiza conocida como Trío Rojo. Su principal agente era Rudolf Roessler, de nombre en clave "Lucy", con uno o varios importantísimos informantes dentro del OKH, todavía hoy desconocidos; su mayor éxito fueron las informaciones previas a la Operación Citadelle. Roessler era considerado un patriota por sus amigos, pero pasaba información a través de Suiza al agente Alejandro Radolfi (Sandor Radó), alias "Dora", que retransmitía sus informes a Moscú. Su hermana estaba casada con el director de orquesta Hermann Scherchen, también colaborador.

Muchos de los agentes eran alemanes de los más diversos estratos de la sociedad, artistas, escritores, estudiantes, comerciantes y militares con tendencias políticas opuestas al régimen, no necesariamente comunistas. Pero el núcleo dirigente estaba formado por comunistas confesos que habían podido escapar a la represión hitleriana: el teniente de la Luftwaffe Harro Schulze-Boysen, sobrino segundo del almirante Tirpitz, y Arvid Harnack del Ministerio de Economía del Reich, sobrino del famoso historiador Adolf von Harnack.

El escritor Adam Kuckhoff, el segundo teniente Herbert Gollnow, J. Wenzel, agente de la Internacional Comunista en Bruselas, la condesa Ericka de Brockdroff y el profesor W. Kraus (Marburgo), quien distribuía el periódico ilegal El Frente Interior, repartía octavillas y reclutaba a trabajadores inmigrantes. Ilse Stöme estaba infiltrada en el Servicio de Información de Asuntos Extranjeros; el coronel de la Luftwaffe Erwin Gras y Horts Helmamm, que operaba en la oficina de claves del contraespionaje, la bailarina Olga Schottmüller, la vidente Anna Krause y el diplomático Rudolf von Scheliha. Al igual que otras asociaciones como el Frente Negro y la Rosa Blanca, luchaban contra Hitler desde dentro.1 La eficacia de la red llegó a ser tal que cualquier decisión del Alto Estado Mayor se conocía por los Aliados sólo con una diferencia de nueve horas desde que era tomada. Pero quizá el más famoso y anónimo espía de la Orquesta Roja fue Leopold Trepper, quien diseñó la arquitectura de la red y era conocido como "Gran Jefe", y se ocupaba de la red francobelga.

La red berlinesa de la Orquesta Roja fue desmantelada en parte por la Gestapo el 31 de agosto de 1942. Se hicieron más de 600 arrestos en Bruselas, París y Berlín. Entre los arrestados había miembros de la Abwehr, Ministerio de Propaganda, Ministerio del Trabajo, Ministerio del Exterior y la oficina administrativa de la ciudad de Berlín.

Los procesos judiciales se llevaron en el más estricto secreto; hubo 58 condenas a muerte, los hombres ahorcados y las mujeres guillotinadas, y muchas otras a cadena perpetua.

domingo, 28 de enero de 2018

El reloj del fin del mundo, a dos minutos del desastre nuclear por culpa de Donald Trump

La retórica arrogante del mandatario estadounidense y el cruce de amenazas con Corea del Norte llevó a los científicos a avanzar 30 segundos el Doomsday Clock.




El reloj del fin del mundo, a dos minutos del desastre nuclear por culpa de Donald Trump
Por culpa de Donald Trump, el fin del mundo está más cerca.

Los expertos del Boletín de los Científicos Atómicos de Estados Unidos situaron en dos minutos para el apocalipsis el reloj (Doomsday Clock) para 2018, una representación del fin de la humanidad que desde el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética nunca había estado tan cerca de una catástrofe nuclear. Desde 1947 el panel de expertos publica anualmente un boletín en el que se refleja de manera simbólica a cuántos minutos estaría el mundo de su final si su vida se midiera en una jornada de 24 horas


Ahora, los insultos y la retórica arrogante del mandatario estadounidense, Donald Trump, y el cruce de amenazas entre Corea del Norte y su país son algunos de los principales motivos que han llevado al grupo de expertos a acercar el minutero treinta segundos hacia la medianoche, la hora figurada del juicio final.
“Estamos muy preocupados por la línea que está siguiendo Estados Unidos y por los comentarios faltos de templanza por parte del presidente”, dijo la presidenta del Boletín de los Científicos Atómicos de Estados Unidos, Rachel Bronson, sobre la deriva retórica del magnate.
El nuevo movimiento hacia ese mínimo histórico de la aguja supone trazar paralelismos entre la situación actual y la vivida en 1953, en plena Guerra Fría, después de que tanto los soviéticos como los estadounidenses hicieran sus primeras pruebas termonucleares en un plazo de solo seis meses.


El reloj del fin del mundo, a dos minutos del desastre nuclear por culpa de Donald Trump
En 1947 se puso en funcionamiento el reloj.
El progreso del programa militar norcoreano, las tensiones en el sur de China, el incremento de armamento atómico en Pakistán e India, la escasa certidumbre sobre la continuidad de Estados Unidos en el pacto nuclear con Irán o las propias relaciones entre Washington y Moscú para el desarme fueron otros de los argumentos esgrimidos por los científicos.
Se trata del segundo año consecutivo, ambos después de que Trump fuera elegido presidente, en el que el comité reduce en treinta segundos la distancia al fin del mundo.
Bronson afirmó que la sorpresa no llega debido a los improperios lanzados por el líder norcoreano, Kim Jong- un, sino del propio Trump: “Estamos acostumbrados a la retórica de Corea del Norte, pero no estamos acostumbrados a que Estados Unidos responda”, incidió.


El reloj del fin del mundo, a dos minutos del desastre nuclear por culpa de Donald Trump
La presidenta del Boletín de los Científicos Atómicos de Estados Unidos, Rachel Bronson.
La experta explicó que el mandatario estadounidense ha estado “muy rápido y perdido” en sus afirmaciones sobre temas nucleares, en concreto respecto a Corea del Norte, una actitud que ya dejó patente en la propia campaña electoral de 2016 y tras ser elegido máximo responsable del país.
Para Bronson, que tiene esperanzas de que la coyuntura mejore, tanto la línea seguida por la Administración estadounidense en materia nuclear como el tono mantenido por el propio Trump “no ayudarán a un futuro más seguro”, por lo que “se necesita menos de esa retórica”.
Bajo el Gobierno de Barack Obama (2009-2017), la organización redujo en dos ocasiones el plazo hacia medianoche, pasando de seis a tres minutos en total.
El momento en el que más lejos se ha encontrado la aguja de la medianoche fue en 1991, con la Guerra Fría oficialmente finalizada y el reloj retrocediendo hasta los 17 minutos de margen.


El reloj del fin del mundo, a dos minutos del desastre nuclear por culpa de Donald Trump
El reloj que anuncia el fin del mundo.
Además de la amenaza de catástrofe nuclear, el otro frente destacado para elevar el nivel de alerta fue la preocupación global por el cambio climático y la falta de acción por parte de las potencias.
En la presentación del informe, el equipo de expertos enfatizó el abandono de Estados Unidos de su liderazgo internacional en la lucha contra el cambio climático tras abandonar el Acuerdo de París sobre el clima (único país fuera de este) y suprimir el Plan de Energía Limpia contra las emisiones a nivel nacional, entre otras decisiones desreguladoras.


El reloj del fin del mundo, a dos minutos del desastre nuclear por culpa de Donald Trump
Los científicos adelantan 30 segundos las agujas.
El proyecto del temido minutero arrancó después de que la carrera internacional por el armamento nuclear viviera su episodio más oscuro con el lanzamiento por parte de Estados Unidos de las bombas atómicas de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Entonces, un grupo de científicos del Proyecto Manhattan empezó a publicar una revista sobre los retos del apocalipsis ante la amenaza nuclear, pero no fue hasta 1947 cuando crearon el ilustrativo símbolo del reloj para transmitir la trascendencia de la situación.
Diario La Vanguardia y agencia EFE. ​






miércoles, 17 de enero de 2018

Los viajes de Gulliver y los satelites de Marte



Jonathan Swift escribió “los viajes de Gulliver” en 1726. Entre sus aventuras, Gulliver entra en contacto con las capacidades técnicas de los Laputienses, un pueblo muy avanzado.


La tapa original de la obra.
Laputa era una isla imaginaria flotante, que los laputienses podían dirigir en cualquier dirección.
En una parte del texto, el libro dice:
… Esta ventaja les ha permitido extender sus descubrimientos mucho más allá que los astrónomos de Europa, pues han conseguido hacer un catalogo de diez mil estrellas fijas, mientras el más extenso de los nuestros no contiene mas de la tercera parte de este numero. Asimismo han descubierto dos estrellas menores o satélites que giran alrededor de Marte, de las cuales la interior dista del centro del planeta primario exactamente tres diámetros de éste, y la exterior, cinco; la primera hace una revolución en el espacio de diez horas, y la última, en veintiuna y media; así que los cuadros de sus tiempos periódicos están casi en igual proporción que los cubos de su distancia del centro de Marte, lo que evidentemente indica que están sometidas a la misma ley de gravitación que gobierna los demás cuerpos celestes.
Describe a las lunas como pequeñas, a cortas distancias de Marte….. nada interesante….
Salvo que las lunas Phobos y Deimos fueron descubiertas por Asaph Hall realmente en 1877, 150 años después!!!
¿Como puede ser que lo supiera?
Antes de presuponer viajes en el tiempo o influencias extraterrestres, debemos pensar que Jonathan Swift era una persona culta, con amplios conocimientos científicos.
Deimos, con uno de sus cráteres, Swift.
Sabia que Júpiter tenia 4 satélites (descubiertos por Galileo antes de 1610), y la Tierra tenia 1. Supuso un numero intermedio….. 2 o 3.
Seleccionó 2, y debían ser pequeños, porque de otra manera ya habrían sido detectados. Por otro lado, debían estar cercanos al planeta, sino Júpiter con su influencia gravitacional se los hubiera sacado. Ademas por el texto se nota que conocía las leyes de Kepler.
Analicemos los datos que usó, comparados con la realidad:
Phobos –
Swift: distancia: 20.400 km. Periodo: 10,0 hs. 
Real:  distancia:  9.377 km. Periodo:  7,6 hs.
Deimos –
Swift: distancia: 34.000 km. Periodo: 21,5 hs. 
Real:  distancia: 23.460 km. Periodo: 30,3 hs. 
Nota los valores completamente diferentes. Es solo es una casualidad……
Posiblemente el siguiente escritor de estilo similar, que mezclaba imaginación con hechos científicos conocidos, pero muy posterior, fue Julio Verne.
Sus satélites Phobos y Deimos, tienen cráteres con nombres de Swift y Gulliver, en su honor.
Phobos, con el cráter Gulliver.